Los exoesqueletos se utilizan cada vez más en el sector sanitario, especialmente en la medicina de rehabilitación. Están diseñados para ayudar a personas que han sufrido accidentes o enfermedades y necesitan ayuda para caminar o realizar funciones diarias.

Los exoesqueletos médicos pueden ayudar a levantar pesos pesados, mejorar la resistencia física y proporcionar una terapia de marcha individualizada. Se utilizan en el tratamiento de afecciones como lesión de la médula espinal, accidente cerebrovascular, lesión cerebral adquirida y esclerosis múltiple.

Estos dispositivos pueden ser motorizados, conectados a un ordenador de control y a un sistema hidráulico, o completamente autónomos. Las fuentes de alimentación para exoesqueletos médicos deben ser livianas, confiables y duraderas para garantizar la portabilidad y facilidad de uso.

Existen diferentes categorías de exoesqueletos médicos, como los exoesqueletos de la parte inferior del cuerpo que tienen como objetivo mejorar la marcha o ayudar a las articulaciones individuales, y los exoesqueletos de la parte superior del cuerpo que pueden respaldar el manejo manual de los profesionales de la salud. Los exoesqueletos médicos pueden ser pasivos (sin motores) o propulsados, obstaculizadores o aumentativos, rígidos o fabricados enteramente de materiales blandos.

En 2019, hubo informes de un hombre que podía mover sus cuatro extremidades paralizadas gracias a un exoesqueleto controlado mentalmente, lo que indica el avance continuo de la tecnología de exoesqueletos en el campo médico.

Por vanguard